lunes, 18 de diciembre de 2017

¡Correr es de valientes!, elmundo.es

Hace unos meses me llamaron de la redacción de elmundo.es para proponerme unos temas de nutrición y running, eso que hacemos todos hoy en día. El asunto pintaba muy bien porque era para 3 categorías, los que se inician en el tema, los que como yo corren un par de veces por semana y hacen alguna carrera popular, y los que son unos auténticos PRO de las maratones, tanto que más de uno que yo conozco, se coge un vuelo a NYC y se vuelve al día siguiente. Que queréis que os diga, prefiero irme a las fiestas de un pueblo perdido de la mano de Dios.




Gustos aparte, aquí os dejo los artículos para que le echéis un ojo y sé que a más de uno le vendrá muy bien. Consejo, si no sois corredores habituales, quizás no es la mejor época para iniciarse, el exceso de polvorones puede pasarnos factura, así que mejor el paseito después de comer y tan agusto.
Ahí va la dieta a seguir según el tipo de corredor que seas (pincha en el corredor):

Corredores principiantes

Corredores medios

Corredores profesionales

martes, 12 de diciembre de 2017

LUX, alta cocina con un guiño a Japón

LUX, nuevo sitio guay del Paraguay para ir en invierno. Está pared con pared con otro muy conocido, Amazónico. Un local cálido con diferentes ambientes y con buena mantelería blanca y copas de cristal de esas bonitas.
2 plantas de fusión donde puedes probar desde cocina japonesa hasta un buen pescado a la sal. Un salón abierto cuajado de columnas y unos balcones a la calle Jorge Juan. Me quedo con las ganas de ir de día la verdad, porque la luz que debe entrar por ahí debe ser una maravilla.










Empezamos tomando una degustación de sushi. Pescado excelente y fresco.
Continuamos con una especie de ensalada de tomate (rosa) y brotes. Pensando que ya no era época de tomates creí que no estaría muy allá el plato, pero ¡oye que plato!, y mira que es sencillo, pero la verdad que estaba realmente bueno. Otro plato interesante el papillote de bogavante con pesto, me hubiese comido 10.






Me da mucha pena que no se vea nítidamente el tartar de atún, pero realmente no tiene más misterio, un tartar aceptable pero sin nada que reseñar (perdonad por la foto, pero lo pongo todo, todito). Lo que sí hay que reseñar la costilla glaseada, ¡que maravilla! Venía sobre una yuca frita de la que soy muy fan y escasea mucho por los restaurantes. ¡Más yuca y menos patata!






No soy goloso, pero ojo a los postres, bonitos cuanto menos. Sorbete de cereza y naranja y el segundo una revolución de frutos rojos con crema puesto en una especie de hojaldre. Fué mi favorito por los frutos rojos, todo una declaración de intenciones en esta época. 

Situado en C/ Jorge Juan 22, Madrid 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Fellina, contundencia italiana

Fellina es un italiano de verdad, ya no sólo por la comida, sino por los aires mediterráneos que le envuelve. Buen producto, el pan, los tarros, las flores, ese olor, un buen parmesano, esos manteles de cuadros vichy...un lugar cuanto menos apetecible.








Nada más aposentar nuestras posaderas, nos trajeron mortadela siciliana que hacía mil años que no tomaba, pero años, con un poco de queso.

¿Qué tomamos? Vitello tonnato (ternera con alcaparras la mar de contundente). Soy muy amigo de las alcaparras, se lo pondría a todo. Unas berenjenas a la parmesana, plato top y la mar de contundente (después date un par de paseos para quemarlo), y unos huevos camperos con tomate y trufa que nunca fallan.








Espérate que lo heavy biene ahora. Unos carbonara que Esteban nos hizo en el momento. Unos espagueti carbonara de verdad, ricos ricos y con el punto de la pasta...en su punto y acompañados de papada de cerdo y pecorino, ¡como debe ser!
Continuamos con unos tortelloni rellenos de foie (madre mía que sabor), y trufa...el olor ya era de llorar. Si me algo me sorprendió es la contundencia de los platos.






Y no sólo la contundencia de los platos, sino que muchos los hacen en el momento delante de ti...eso da confianza y quieras que no, es un atractivo añadido. Muchos éxitos seguro, y no sólo por mis deseos, sino por lo que he oido por ahí,  toda la gente que ha ido (o he conseguido engañar jajaja), les ha encantado. ¡Bravo!

Situado en C/ Carranza 21, Madrid 

jueves, 16 de noviembre de 2017

Ataclub, caza menor al plato

Cuando vas a un restaurante con una gran mantelería blanca, velas y escasa decoración, es que ese sitio es de fiar (como digo yo). Me encanta los sitios donde "lo bien almidonado" es parte de su estructura y esquema, y como base el blanco...para mi es sinónimo de perfección, no se necesita nada más.

Venga va, llámame pijo, pero con tanto ladrillo visto, el decapamiento de las mesas y los estampados tribales en los cojines, ver una mesa blanca impoluta se echa de menos por Madrid. 










Mesa redonda para todos los que fuimos, ¡eso sí que es una suerte! Empezamos moviendo el bigote con un buen tomate, pero rápidamente pasamos a tomar foie gras mi-cuit de pato con chutney de piña y brioche de cacao. Amantes del pan, estad atentos porque todos, absolutamente todos los panes los hacen ellos y con los ingredientes que les parece, según se hayan levantado ese día. Innovadores cuanto menos.






Quizás es un tipo de carne que no comamos habitualmente, me refiero a la carne de ciertos "pajaritos" como la codorniz, perdiz...por eso cuando llega una lasaña de faisán se te hace la boca agua. Sabroso con bien de verduras, un plato diferente y que si me apuras a una temperatura templada sabe mejor.








Bueno, si con esto no es suficiente, continuamos con los "segundos". Tataki de atún rojo macerado al vermut, la salsa distinta a lo habitual y que casaba muy bien con el plato. Un steak tartar acompañado de un pan crujiente, y el tercer plato que era muslo de pintada con escabeche de pera. Otro pajarito rico rico, ¡como estaba la pintada!




Tengo que decir en mi defensa que todos los platos eran para compartir, y que de postre simplemente probé una cucharada, los que me conocéis sabéis que no soy nada goloso. Bocaditos de calabaza y mermelada de membrillo y una rosa hojaldrada de manzana, ¡de órdago!, pero creo que me voy a agenciar un compañero goloso que pueda disfrutar por mi de estos placeres dulces.

Situado en C/ Velázquez 150, Madrid  

viernes, 10 de noviembre de 2017

Solar de Samaniego, beber entre líneas

A finales de octubre, en un viaje relámpago a Laguardia, descubrimos las bodegas de Solar de Samaniego. Había oido hablar de ellas, pero hasta que no las ves en directo no sabes de lo que te hablan.

Un día soleado, muy apetecible donde estar en la terraza de un hotel de Laguardia tomando un buen vino y conversando con el resto de periodistas...esto mola, los que me conocéis ya sabéis lo disfrutón que soy.






Tras una comida de picoteo donde rajamos hasta por los codos, decidí descansar un poco y salir a correr. Así soy de friki, me llevé la pantaloneta (como dicen por el norte) y corrí entre viñedos cual Forrest Gump, y la verdad que es una maravilla porque el tiempo que hacía era inmejorable.
Un poco de spa para quedarme atontado, ducha rápida y a las bodejas Solar de Samaniego, donde nos esperaba la entrega de premios de novela, que este año recayó en Rafael Reig.








¡Qué decir de la bodega! Un espacio decorado por Lázaro Rosa-Violán (conocido decorador por hacer obras como Amazónico en Madrid) y con unos inmensos graffitis en los depósitos de vino obra de Guido Van Helten. Un espacio apetecible, frío y cálido a la vez por los libros y por la biblioteca que contiene. Te apetece estar allí sólo, leyendo, y con una copa de tinto en la mano mientras escuchas el silencio en toda esa inmensidad.

Me estoy poniendo intenso, lo sé. Simplemente recomiendo que la vayáis a ver y también que os déis un buen paseo por Laguardia, además ahora con el frío apetece más.   

lunes, 6 de noviembre de 2017

Sargo, Galicia en el centro de Madrid

Con el comienzo del otoño (el otoño real), fui a probar Sargo. Un restaurante luminoso, con una decoración cargada de plantas y buena tapicería. El sitio apetece y más si te dicen que la base de todo es la cocina gallega, la cocina de verdad, pero con un toque...no sé como definirlo, ¿divertido?, ¿cuisine?, ¿moderno?...la comida gallega siempre se ha preocupado por el producto pero poco por la presentación, no lo necesitan, pero aquí la presentación y la combinación de ingredientes sí importa.












Sólo con los "entrantes" nos pusimos las botas. Y es que que todo el producto venga de Pescaderías Coruñesas te hace el culo gaseosa porque lo que allí venden es oro gallego con aletas y escamas.
Tomamos unas ostras y zamburiñas hechas en horno josper (mamá, necesito uno y creo que me lo voy a pedir por reyes), que le dan ese toque ahumado...buf que delicia. Continuamos con unos canelones de txangurro la mar de sanos y ligeros y después unas puntillitas con ajos tiernos muy contundentes con unas habitas. La salsa estaba muy sabrosa.






De segundo, sargo a la brasa con verduras al wok, ¡josper ven a mi! De carne, entrecot de vaca vieja con un tomate ahumado...¡ay madre mía lo que cambian los alimentos! La carne muy apetecible, pero en serio, el tema de ahumar los alimentos lo de otro rollo completamente diferente.




De postre tomamos algo de melocotón si no recuerdo mal...pero os seré sincero, le presté poca atención al postre porque deseaba que lo metiesen por el horno a darle un toque ahumado.

Situado en C/ General Díaz Porlier 57, Madrid 

jueves, 2 de noviembre de 2017

Vicepresidente de CODINMA, revista Forbes

Perdón por la ausencia. Sé que llevo sin escribir aquí más de 3 meses pero hay alguna que otra razón de peso. El verano es azul, las vacaciones se alargan...vuelta al cole con mucho paciente, y el secreto mejor guardado que ya se puede hacer oficial. Soy el nuevo vicepresidente del Colegio de nutricionistas de Madrid.
Razón más que suficiente para haber dedicado mi tiempo en todo lo que conlleva la constitución de CODINMA y las tareas como vice. Feliz porque somos un gran equipo y gracias a Lujan (la presi) y al resto, por haber confiado en mi para este cargo, espero hacerlo lo mejor posible (estoy al borde de soltar alguna lagrimita).




Y ya de puestos, muchas gracias a la revista Forbes por sacarme mu' sonriente y divertido, y por esa entrevista (desvelo alguna de mis pasiones gastronómicas). Nos lo pasamos pipa haciendo las fotos, si lo sé me meto mucho antes a modelo. 

lunes, 17 de julio de 2017

Rubaiyat, poner una vaca a la brasa

Me encuentro escribiendo en una terraza, bajo un sol aterrador (sí, a pesar de haber bajado un pelín las temperaturas, sigue haciendo mucho calor) y tomándome un café con kilos de hielo. Pronto vacaciones, muy pronto.

Ahora bien, todo lo malo se me pasa cuando recuerdo Rubaiyat. La semana pasada nos pegamos un homenaje de campeonato. Es verdad que estuve allí hace un año y medio, pero es bueno refrescar memoria y paladar. Una vez más no defraudó. Lo mejor de todo (aparte de la magnífica carne) comer con la compañía de Belarmino, el dueño (y dueño de los 10 más que tienen por el mundo) y que te cuente sus experiencias, cómo empezó todo, hablarte de su padre, y que te diga una frase lapidaria como "la gente es de donde los perros estén" y no le falta razón.












La comida empezó con un plato de aperitivos, dado de atún, una patata con torta del Casar o una chips con ventresca, algo fresco y apetecible para ir haciendo hambre. Continuamos con un canelón de marisco, una merluza con verduras y el plato fuerte, ¡la carne! Ellos lo hacen a la brasa, y es necesario comérsela al minuto. Probamos el entrecot y la picaña, y de puestos a quedarme con algo me quedo con los 2, pero quizás la picaña me conquistó mucho más. Variedad de postres, pero la bola de helado con frutos rojos era un buen broche final de la comida que tomamos.

La terraza es de lo más apetecible, ya no sólo para comer sino para tomar un refrigerio en esta época del año. Si tienes ganas de probarlo y no estás en Madrid, tranquilo, Brasil, Chile, México...tienes donde elegir. 

viernes, 9 de junio de 2017

Ruta del vino Cigales, Valladolid

¿A qué no sabías que en Castilla no sólo se bebe vino tinto? Como zamorano (y con Toro cerca) pensaba que no había cabida para otra bebida que no fuese vino y además tinto.
Que bueno es viajar para darte cuenta de lo que tienen tus vecinos y lo que hacen por sus alrededores. Cigales, tierra de claretes, que es una especie de rosado, pero ni se te ocurra decir que es un rosado porque no te invitan a conocer ni una sola bodega, se corona como uno de los planes más apetecibles de la provincia.

Cuando se lo comenté a mi padre me dijo, "hombre Guillermo, ¿y tú no conocías el clarete?". No sé donde me he metido estos 30 años de mi vida, en ninguna comida familiar ha salido el tema, mis amigos jamás me han hablado de el, y en las celebraciones anuales en Valladolid nunca me han llegado a ofrecer este tipo de vino, ¿de verdad lo debería conocer? Papá, ¡tú eres el culpable!
















Al poner un pié en la capital vallisoletana, nos dirigimos a Valoria la Buena nada más y nada menos que para vestirnos de astronautas en la mitad del campo porque habíamos quedado con la abeja Reina, jefa y dueña de la miel de Montes de Valvení.
Ataviados con nuestros trajes de apicultores, nos fuimos metiendo en un enjambre (nunca mejor dicho) donde un sonido, que nada tiene que envidiar a una pista de aterrizaje, era el protagonista entre tanto silencio humano.

Descubrir lo que pueden llegar a hacer las abejas es alucinante, como se organizan, como trabajan y el poco tiempo que duran, que para ellas es toda una vida claro.
Una cata de mieles rápida a pié de pista con los dueños de Montes de Valvení. No soy muy conocedor de mieles porque es un producto que no me entusiasma precisamente, pero he de decir que la de lavanda esta espectacular, si podéis y conseguís haceros con una, disfrutarla porque es difícil.






Tras una breve visita a la fábrica de chocolates Trapa y a un monasterio residencia de unos monjes construido en el SXI, pusimos rumbo a Casa de la Pradera, una casa de comidas sin pretensiones donde la dueña te pone el perolo en la mesa y ahí está tu responsabilidad y tus digestiones. Comimos un secreto a la brasa que nos dió todas las fuerzas para la actividad posterior.








¿Quién me iba a decir a mi que en el mismo día iba a ejercer de apicultor y de amazona? Hasta La Hijosa que nos llevaron para coger nuestra Rocinante (el mío se llamaba Negro) y dar un paseo por el Canal de Castilla. Será una estampa que jamás se me olvidará, el sol cayendo y nosotros danzando por los campos de Castilla a lomos de este bicho, ¡toda una experiencia!










Y para rematar el día, cena y alojamiento en un lugar que todo caballero (de espada) gustaría probar. Una cena con maridaje (¡ay Dios, ya he dicho maridaje!) con el gran surtido de vinos de Concejo Hospedería. Su anfitrión, Enrique, nos preparó un banquete hasta altas horas de la madrugada con productos de la tierra como los espárragos o unos postres que era un guiño a los sentidos a la hora de probar el vino.

Dormir (y descansar) en La Posada Real Concejo Hospedería fue un acierto para un fin de semana de desconexión de Madrid y es que es el mejor alojamiento enoturístico 2016, y no lo digo yo, lo dicen los expertos.










Tras un desayuno de campeones, pusimos rumbo a conocer la Catedral del Vino en Cigales. El día pintaba que iba a ser 100% alcoholizado entre tanta cata y tanta bodega. El tema deportivo del día anterior había acabado, ¡hemos venido a beber!
Pues así fué, conocimos la Bodega Cooperativa, tomamos vino, y Viñedo Cepa Vieja Quñones, aquí también vino y después fuimos al museo del Vino, donde también recuerdo haber probado vino...vino clarete por supuesto, aunque aquí ya perdí la cuenta.







Necesitábamos empapar porque sino a las 3 de la tarde estaríamos rodando por todo Cigales, y todavía el tema bici no había llegado. Fuimos a comer carnaza a La Cueva en Mucientes, una bodega muy recomendable donde la palabra "escaso" no existe en su vocabulario.












Pedimos una grúa para levantarnos e ir a visitar la Casa Cueva, una vivienda la mar de curiosa donde el agua corriente no llega, pero lo que sí llega es estar en la mitad de la naturaleza viviendo cual hombre de las cavernas. Posteriormente visita al monasterio de Palazuelos (no dejéis de verlo si tenéis oportunidad porque es cuanto menos sorprendente como la unión de la gente hace la fuerza) y paseo en bicicleta por el Canal de Castilla. Y para rematar el día, cena en el bodegón El Ciervo (por supuesto, más carne).

Madre mía, sólo de escribir todo lo que hice me estoy agobiando...¡imagínate vivirlo! El día tiene 24 horas pero para mi me dura como semanas.










Al día siguiente (tenía la sensación de llevar 15 días en Valladolid), nos acercamos hasta la bodega César Príncipe. El dueño, un tío implicado con lo que hace y sobre todo realista, nos dirigió una cata y unas explicaciones de los viñedos que se hicieron de lo más ameno.

Tras visitar el castillo de Fuensaldaña donde me coronaron como Rey (esto lo contaré en algún momento de mi vida), fuimos a la bodega de Emiliano que ya no se hace vino como antaño desde hace unos años, pero que permanece tal cual la dejaron, ¡cómo es la foto de las copas!




Antes de coger el AVE y plaza en un centro de rehabilitación tras un fin de semana de tanto vino, rematamos la jugada en La Dama de la Motilla en Fuensaldaña, un restaurante de banquetes donde los platos de jamón y los productos de Valladolid viste todas las mesas del comedor.

Algunas botellas de vino, 1 kilo de más, y 7 compañeros de viaje fue el cómputo global de un fin de semana de 10 en Cigales. La semana siguiente todo se compensó con un poco de verde y sesión extra de Crossfit, ¡y que me quiten lo bailao!