Debido a las altas temperaturas, es conveniente hablar de lugares cálidos, con mar a ser posible, ya tendremos tiempo de escribir de la gastronomía de la heladora Suiza.
La razón del título no es otra, que el hambre que pude pasar alli, fueron mis vacaciones después de un largo verano en Londres estudiando inglés y claro, todo me lo había gastado en la ciudad del Támesis.

Visitar Grecia es un privilegio, pero si lo haces con tus amigos y de la mano de un griego como mi colega, Alexandros Loucopoulus, ese privilegio se multiplica por 10.
Es un país muy tranquilo, en la capital, llama la atención la forma de vida, la amabilidad de la gente, las edificaciones tan feas (no hablo de la Antigua Grecia) y que en la mitad de la ciudad haya un descampado con vistas al partenon...no podemos olvidar que es un país europeo.

A parte de visitar Atenas, estuvimos en Santorini (el lugar más tranquilo donde he estado), Ios, Mikonos y el Peloponeso, donde mi amigo tiene su casa de verano y donde fuimos recibidos con una gran cena al más puro estilo griego.

Entrando en harina, la comida griega es puramente mediterránea, puede tener influencias árabes por su ubicación...pero es mediterránea, mediterránea, el aceite de oliva es su pilar para cualquier comida.

Las hortalizas, entre ellas la berenjena, son ingredientes fundamentales para platos como la moussaka (un manjar), aunque si hay algo que supere la moussaka es el "kalokerino" (realmente no sé si se escribe asi), que es lo mismo pero sólo de verduras, con mucho queso y sin carne. De 10 y más si te lo hace la madre de un amigo griego!