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martes, 26 de febrero de 2013

Polonia, gastronomía de antes y de ahora

"Guille, métete en ryanair y compra vuelos a Cracovia del viernes 8 al lunes 11" y así empezó mi viaje a Polonia, con un whatsapp de Javi antes de cenar a mitad de semana.
No me podía creer que nos fuésemos a Polonia, que nos hubiésemos puesto de acuerdo la mayoría de nosotros, ¡Polonia nos esperaba!




Primer vuelo de la mañana Madrid-Cracovia y claro, nuestro amigo Pablo que está todo el día de fiesta (tranquilo tío, tus padres no leen esto) pues no nos fué a buscar al aeropuerto...cambiar euros por algún zloty lo justo para acercarnos hasta Main Square. En el trayecto empezar a divisar ese rojo del ladrillo, el verde de las agujas de los edificios y el color piedra que contrastaba con el blanco de la nieve, ¡estábamos en Cracovia!




Esperábamos un día relajado, llevábamos horas sin dormir y con mucho tiempo entre trenes y aviones...pues no señores, Pablito venía con las pilas muy cargadas, tanto que ese día nuestra primera comida fue a las 5 de la tarde. Foto por aquí, paseo por la zona antigua, vistas desde la Catedral, subir escaleras, subir más escaleras, iglesias, seguir subiendo escaleras (no habíamos comido desde ayer), pasar frío, empezarnos a acordar de su familia a jurar en arameo...




Mientras recorríamos y visitábamos todo el casco antiguo de la capital, me iba fijando en algún puesto de comida. Comida que me guiñaba un ojo y me decía "¡cómeme!", joder que son muchas horas sin comer.




Pretzels y oscypek (una especie de queso de cabra ahumado) era lo más visto por las frías calles de Cracovia. Donde fueres haz lo que vieres ¿no? pues queso de las montañas de Tatras para el niño. Compacto, muy ahumado y pelín empalagoso, pero me lo comí sin rechistar. Mis amigos se limitaron a decir "no gracias, que tampoco es tan grande como para compartir" o lo que es lo mismo, "tu cara nos aconseja que no lo probemos", queda dicho.




Y retomando el tema de las 5 de la tarde, fuimos a comer al Pod Wawelem, un lugar con aires de laboratorio donde te reciben con bata y en el que te topas con una váscula nada más entrar. Pésate, come y vuélvete a pesar, aquí un servidor medio kilo más al salir, ¡pero de felicidad de haber comido!
Carnes de todo tipo, ternera, cerdo, pato, pollo, acompañado de arroz, verduras, patatas...nos echaron de comer, pero después de tantas horas sin ingerir ningún tipo de alimento no me importó lo más mínimo que nos "echaran" de comer como al ganado. Salimos por 6€ cada uno, el día que más pagamos.




Una curiosa foto tomada del baño, y es que al lado del vomitorio (no el de los teatros sino el otro) había unos meaderos que según lo que hubiéses bebido así orinabas fínamente hablando. Vodka, cerveza y agua.
El dia continuo de visita, cena, fiesta, mano muy suelta por parte de los polacos...y sin dormir apenas un par de horas, otro día de excursion.




Día 2 excursión a Auschwitz. Intentaré dejar la parte sentimental de lado porque ya de por si es duro visitarlo como para encima recordarlo, pero no por eso quiero pasar por alto lo que allí comían hace 70 años, y lo voy a explicar como me lo contaron a mi, desde el respeto.





En el campo de concentración el que más duraba podía llegar a los 4 meses de vida como mucho, esto era debido aparte de la malísima vida, a la comida:
- Desayuno a base de una infusión de café por lo que comentaban, algo insípido y malo
- Comida compuesta por una sopa de verduras podridas que según comentaban sabia a vomito
- Cena que consistía en un pedazo de pan (compuesto en su mayoría por serrín) y margarina o mantequilla. De vez en cuando había salchicha hecha con los propios excrementos de los prisioneros, por eso siempre tenían diarrea.
Creo que esto no necesita comentarios, de allí te llevas una lección de humanidad muy grande.

Comentar que los escasos supervivientes padecieron hasta su muerte el síndrome de Auschwitz, una "patología" que te hacía dormir con un trozo de pan debajo de la almohada por el hambre que pasaron.





Y de vuelta a la capital, fuimos a comer una hamburguesa a MoaBurger Krakow, sitio típico de este formato de comida en Cracovia. Hamburguesas cuanto menos expectaculares al ojo humano, jugosas y pringosas, todo sea dicho. Me pedí la de 400 gramos. De precio bien, gracias.




Día 3 necesario probar comida típica polaca, así que fuimos hasta Koko, un restaurante del centro con aspecto de bodega, lúgubre y con distintas salas. Probamos esas sopas de setas, de puré de alubias, de tomate, que tanto abundan por estos países aunque diferentes a las que comemos en España, eso sí entonaban muy bien el cuerpo con tanto frío.




Los pierogi (otro plato típico) de queso y carne me resultaron muy insípidos. Creo recordar que también los hay de cebolla e incluso de fruta, es algo muy recurrente, como nuestra tortilla de patata en España. ¡Se me olvidaba!, mención especial a las servilletas sin pretensiones que allí se estilan, tanto es así que son papel de fumar, no miento.





A eso de las 5 de la tarde cuando salimos de comer y el resto entraba ya a cenar (llevábamos horario Español, o peor diría yo) nos dejamos perder por el barrio judío. Entre tanta Sinagoga y tanta kipá nos metimos a una misa judía, curiosamente el ambiente no me recordó nada al viaje que hice el año pasado a Israel.




Obligatorio meterse en un Café del barrio a tomar un chocolate caliente. Nosotros fuimos a Alchemia, con un ambiente tranquilo, donde prima la madera y en la que el "altar mayor" de la barra está compuesto por probetas y pipetas. También recomendable el Kalashnikov.



Y para cenar nada mejor que acercarse hasta la plaza del barrio judio y tomarte unos zapiekanka por 1.75€, como 6zl más o menos. Son barras enteras de pan partidas en 2 y compuestas de lo que quieras (ríete tú del panini, ja-ja-ja). Pollo, pimiento rojo, beicon...y todo con una base de setas y queso, ¡se te va la cabeza con tanta exquisitez a buen precio!


Gente joven y no tan joven tomen nota de sitios de fiesta: Coco, Bakarat, Kirsch (cervezas de medio litro por 70 céntimos) y Afera. ¡Aviso a navegantes que los polacos tienen la mano muy suelta! (segunda vez que lo digo).





Último día comida en la "Abuela", y os lo digo in spanish porque en polaco es muy complicado. Restaurante de ambiente añejo, tapicería decadente, vitrinas con marcos de fotos de plata, lámparas acumuladoras del polvo...vamos, la típica casa de la abuela (quien tenga abuelas así claro, porque yo no).




¡Señoras y señores, el zurek! Mi plato favorito. Una sopa pelín ácida que está hecha con centeno y con carne de cerdo o salchichas. Se suele servir en este curioso bol de pan que por cierto también se come.




Foto de grupo en Main Square y de vuelta a casa que ya vale de tener todo el día el moquillo colgando, ¡qué frío!




Y como os comenté aquí está un video resumen hecho por mi buen amigo , que se dedica a ello y que le ha quedado muy bien, lo que falla es el personaje, me repito más que el ajo, para mi todo es "típico" y siempre hace frío, pero uno no ha nacido para ser artista, aunque por intentarlo que no quede. ¡do widzenia blogueros!

2 comentarios:

  1. Como se nota que el grupo era joven, al ver las comidas y el frío.
    Buen trabajo de campo por el vídeo.Suerte para los próximos

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  2. Lo quiero probar todo cuando vaya a Polonia!!!!

    jajajajajaja
    Un ArnyFan tuyo!

    Un ArnyBeso enorme!

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